lunes, noviembre 20, 2006

UPN y CDN blindan Navarra por el riesgo de que entre en la negociación con ETA

ABC

Saben que en el proceso de negociación del Gobierno con ETA se está hablando del futuro de Navarra, de la «territorialidad» como dicen algunos eufemísticamente. Y el presidente del Gobierno, aseguran, ni siquiera ha contado con ellos. Los dirigentes de Unión del Pueblo Navarro (UPN), el partido más votado en esta Comunidad Foral, y su socio en el Parlamento, Convergencia Democrática de Navarra (CDN), defienden el navarrismo frente a las pretensiones de los nacionalistas vascos y de un posible pacto futuro de éstos con los socialistas.
El navarrismo de UPN y CDN no es otro que el que recoge el Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra, que en su artículo 1 es así de contundente: «Navarra constituye una Comunidad Foral con régimen, autonomía e instituciones propias, indivisible, integrada en la Nación española y solidaria con todos sus pueblos». Los navarristas no tienen ningún problema, todo lo contrario, a la hora de defender la Constitución y el Amejoramiento del Fuero, y eso es precisamente lo que hacen: promover su autonomía y el carácter propio de su Comunidad sin que sea moneda de cambio de procesos de negociación con terroristas y secuaces.
Por eso, los dirigentes de UPN, Miguel Sanz, y de CDN, Juan Cruz Alli, nunca han estado tan próximos en sus posturas como en estos últimos tiempos. Ambas formaciones tienen claro que deben defender el actual marco institucional de Navarra, como comunidad diferenciada dentro de España, frente a un nacionalismo que emite «cantos de sirenas» a los socialistas navarros. Por ello, unirán sus votos tras las elecciones autonómicas, si hiciera falta, para posibilitar la gobernabilidad de Navarra.
Otro asunto tienen en común: no se fían del PSN, ni del socialismo en general. Los navarristas consideran, según explicó el presidente foral, Miguel Sanz, que sus silencios y ambigüedades son elocuentes y porque creen que esa formación no tendrá empacho en pactar con el nacionalismo tras las elecciones para descabalgar del ejecutivo a UPN y CDN, como se apunta en la Comunidad vasca. Además, porque puede ser una petición que les venga impuesta desde Ferraz, ya que tanto Sanz como Alli afirman que el candidato navarro Fernando Puras ha venido impuesto, dado que los militantes apoyaban al secretario general, Carlos Chivite.
Voto cautivo
Por otro lado, el presidente navarro cree que los militantes de base socialistas no estarían de acuerdo con un pacto con los nacionalistas, algo que suscribe Alli, quien matiza, no obstante, que el socialismo dispone de un alto porcentaje de voto cautivo, que votará a esa formación pase lo que pase.
Por su parte, Juan Cruz Alli ya tuvo la experiencia en Navarra de un Gobierno tripartito con socialistas y EA y se sintió traicionado. «Ya nos engañaron una vez. Ellos buscan su interés partidista por encima de las instituciones. Su ambigüedad señala su falta de compromiso». Sin embargo, Alli cree que en la comunidad vecina, históricamente, el PSE ha sido un partido en coalición en el Gobierno con el PNV, «lo que le ha permitido al PNV tener una actitud más centrada y dejar al margen al radicalismo nacionalista, porque podía dar estabilidad institucional desde una perspectiva más autonomista que soberanista». Así, añadió Alli, el PNV deja en el extremo al nacionalismo radical vasco, «en el que se incluye EA en la postura que tiene y Aralar».
«Ese acuerdo, -manifestó Alli a ABC-, puede ser un factor de estabilidad en el País Vasco, pero también dentro del Estado, porque nunca un partido socialista, ni el de Euskadi, va a apostar por apoyar unas tesis radicales», matizó.
La tregua y el proceso
Por otro lado y en cuanto al momento que vive el «proceso» de negociación con ETA, ambos políticos reconocen que la situación es complicada, a la vez que no aprecian en la banda voluntad real de abandonar las armas. Coinciden en que los tiempos los marca ETA y en que el Ejecutivo de Zapatero no está siendo claro, porque las conversaciones, a su juicio, no parten del momento de la tregua, sino de antes de la misma.
Consideran que electoralmente el presidente del Gobierno central quiere sacar partido a la situación de tregua, aunque, por el momento, le interese mantener la «incertidumbre» y estiman que tendrá que dar pasos de cara a las próximas elecciones generales.
Otro punto de unión entre los socios de Gobierno es su férrea defensa de Navarra, de su foralidad y de su posición autónoma dentro del Estado de la Autonomías. Ambos sostienen que «Navarra está encima de la mesa de negociación», y comentan que la banda terrorista no cederá a sus aspiraciones territoriales y que ante el silencio de una de las partes de la negociación, el Gobierno de Zapatero, la otra parte, ETA, sí da ese tipo de informaciones, y añaden que lo hace para poner en evidencia al Ejecutivo cuando considera que el proceso se estanca.
«Al Gobierno de Zapatero, -afirmó categórico Alli-, no le interesa que el proceso se decante cuanto antes, porque lo que hagan puede ser considerado como concesión a los violentos a cambio de la paz y como precio político. Eso haría contradictorio su discurso y podría tener coste de cara a un proceso electoral».
El presidente de los convergentes navarros añadió que el Ejecutivo central tiene que dejar pasar las elecciones autonómicas y luego, hasta las generales, «intentar que el proceso avance, porque son conscientes de que si ETA renuncia a la violencia, la actitud de la sociedad española será más comprensiva con las contraprestaciones del Gobierno». Alli destacó que la banda sigue utilizando los mecanismos de autofinanciación, de presión a la sociedad y de armamento.